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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO

De jugadores, entrenadores y médicos

Con independencia del resultado de la primera ronda de los playoffs de este año, una cosa es segura: la cerveza holandesa es mucho mejor que la alemana. Un momento... Esta no es mi columna sobre gastronomía, ¿no? Lo siento. Lo que se puede afirmar es que parece como si alguien hubiera prendido fuego a la cara de Muamar el Gadafi y lo hubiese apagado con unas zapatillas de tacos. ¿Tampoco es mi columna de geopolítica/moda? Vale. Se puede decir con seguridad que ser cabeza de serie en los playoffs es menos importante este año. Se puede especular con que la igualdad se debe a la dispersión del talento por el tope salarial, porque las estrellas no son tan dominantes como antaño o por pura suerte, como la que se le acaba Gadafi. Pero yo tengo una teoría diferente. Afirmo que se debe a los adelantos en la medicina y en el entrenamiento.

En mi última columna bromeaba con que estos playoffs presentaban a viejas estrellas luchando contra estrellas de mediana edad que tratan de repeler a jóvenes estrellas. En ese momento pensé poco en esa frase, pero, mientras veía a Ray Allen (35 años) encestar la canasta de la victoria en el primer partido de los Celtics y sonreía maliciosamente cuando Kurt Thomas (38) ayudaba a sus Bulls a ganar muy reñidamente a los Pacers, caí en la cuenta: muchos de esos tipos no deberían estar ahí.

No es solo la edad. Gracias a la mejora de las técnicas quirúrgicas y a los entrenadores con inteligencia funcional, también las lesiones son menos catastróficas. Si Stoudemire hubiese nacido 10 años antes y yo escribiera esta columna en 2001, él no habría estado jugando. Es algo que se nos olvida, pero sus rodillas tendrían que haber acabado con su carrera hace cinco años.

Lo mismo se podría decir de Kenyon Martin (Nuggets) y Antonio McDyess (Spurs). McDyess no es una estrella para los Spurs, pero es un buen ejemplo de lo que digo. Los jugadores como él (36 años) representan el contador adicional en el fondo de la reserva de talento. Si cada equipo es capaz de tener a uno que, hace una década, se habría retirado por una lesión y a otro que habrían perdido por edad, a la NBA se le conceden 60 que, de otra forma, podrían estar vendiendo toyotas de segunda mano.

En el baloncesto, en el que tener un banquillo que solo sea un 10% peor que el cinco titular (a diferencia de un 20% peor) tiene un valor inestimable, esta diferencia es significativa. Significa Jermaine O'Neal (32 años) en vez de Robert Swift, Juwan Howard (38) en vez de Robert Archibald, Marcus Camby (37) en vez de Robert... Louis Stevenson (no recordana otro Robert). Y, más importante para el espectador, significa un baloncesto mejor. La primera ronda se ha caracterizado por algo no visto hace tiempo: partidos igualados. Mientras disfrutamos de ellos, deberíamos fijarnos menos en los jugadores y más en los entrenadores, médicos y fisios que los han hecho posibles.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de abril de 2011