La Rioja tiene unas cifras básicas que delatan el exceso que supone llevar la representación orgánica de las estructuras humanas a límites que superan el decoro y el peculio disponibles. En esta pequeña comunidad autónoma, de poco más de 300.000 personas, su Gobierno autónomo presenta una composición tan compleja como la del Gobierno de Cataluña, que tiene más de siete millones de habitantes y con más competencias transferidas.
Cuando hablan del Estado autonómico, de si debe ser reformado o revisado, supongo que se refieren a la conveniencia de racionalizarlo, empezando por poner freno a sus múltiples déficits favorecidos por los costosos superávits de sobreorganización que indico.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de abril de 2011