Estoy despavorido desde que he leído en la portada de su periódico que para las autoridades americanas soy sospechoso de pertenecer al terrorismo islámico por el simple hecho de tener -y usar frecuentemente- un reloj barato de la marca Casio. Por ese motivo me han llamado antiguo en más de una ocasión e incluso hortera, pero jamás pensé que podría pasar un mal trago con la justicia por mis discutibles gustos.
Espero que en esos manuales de instrucciones que le dan a los guardias de fronteras dejen abierta una mínima rendija a las personas con mal gusto porque prometo que mi única intención cuando visito USA es hacer turismo. Por si acaso, me compraré un Rolex en los bazares chinos antes de mi próxima visita a Nueva York, no vaya a ser que me confundan con lo que no soy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de abril de 2011