Juan Pablo II se convirtió ayer en beato en el tiempo más breve conocido. Benedicto XVI (en la foto bajo un gran retrato de su predecesor) ensalzó su papel frente al comunismo y pronosticó la misma velocidad para convertirle en santo. Los casos de pederastia no empañaron la carrera a una beatificación a la que asistió una delegación española muy nutrida.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de mayo de 2011