A estas alturas de la película, la mayoría de candidatos ya están en las redes sociales. Facebook es una misión fácil, pero Twitter exige más: constancia, brevedad y proximidad. Cuanto más grande es la ciudad, más fallan los candidatos. Hay dos opciones para un solo perfil: que sea personal o que sea electoral. Incluso se puede combinar, si no se abusa. Un perfil de Twitter llevado por un equipo de campaña es como los robots que sustituyen a los telefonistas: parece que es lo mismo, pero no lo es. Los partidos deben aprender que Twitter no es una máquina en la que verter propaganda electoral.
Las diferencias territoriales son palpables. Así, a Jordi Hereu (@hereu2011) y Xavier Trias (@xaviertrias) se les ve el plumero. El socialista es franco -reconoce que es el "perfil de la candidatura"- y el nacionalista, pese a que parece volcado en la red, también deja que sea su equipo el que tuitee por él. En contraposición están los principales candidatos de Girona. Tanto Carles Puigdemont (CiU, @krls) como Pia Bosch (PSC, @pia_bosch) demuestran que su Twitter no es flor de una campaña. Gestión personal y mensajes diferentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de mayo de 2011