Distintos estudios económicos califican como inviable para una gestión eficiente que Galicia tenga 195 ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes y, sin embargo, cada vez que se ha modificado la estructura municipal ha sido para realizar segregaciones en lugar de fusionar localidades límitrofes.
Tanto Martiño Noriega como Xosé Crespo están convencidos de que a medio plazo ese será el futuro y de que si no lo hacen los alcaldes por propia voluntad, acabarán haciéndolo por exigencias ajenas, tal y como ha sucedido en Grecia y Portugal. Cuando se le pregunta por la imposibilidad de unir ayuntamientos, Crespo se sincera: "El único problema para fusionarnos somos los alcaldes, lo demás son todo ventajas tal y como ha demostrado en el Deza un estudio elaborado por la Universidad de Santiago". "Con la cabeza pensamos que sí, pero aquí entra en juego el corazón, las filias y fobias, el temor a ser absorbidos por ayuntamientos mayores. Pero al final se hará". Un diagnóstico que comparte Noriega.
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El presidente de la Fegamp es más escéptico y aboga por mancomunar servicios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de mayo de 2011