En un contexto económico como el actual, junto a las permanentes quejas por la falta de financiación de los partidos políticos, que por otro lado suelen derivar en oscuras tramas financieras, debería plantearse que todos los comicios se realizasen en un mismo día, es decir, que las elecciones generales, autonómicas y municipales se llevasen a cabo a la vez, poniendo tres urnas diferenciadas en vez de una o dos. Con ello podríamos ahorrar costes tanto al Estado como a los partidos, ya que alcanzaríamos óptimas economías de escala evitando la repetición de las costosas campañas electorales y escaparíamos de la sensación de constante precariedad del sistema político español.
Frente a una propuesta como esta, muchos políticos objetan que cada elección es diferente y no se pueden mezclar para no confundir a la ciudadanía (buena parte de los mismos son de partidos nacionalistas que siempre intentan maximizar el elemento diferenciador para obtener réditos electorales). Sin embargo, esta concepción adolece de minusvalorar la capacidad de los ciudadanos y entiende a la sociedad como receptora pasiva de la "vanguardia" de la clase política.
Frente a esto cabría decir que si la soberanía nacional reside, en último término, en cada individuo, ¿alguien cree que no seríamos capaces de distinguir entre tres urnas y tres ámbitos políticos diferentes? Y si alguien unifica su criterio en las tres elecciones, ¿le restaría por ello capacidad cognitiva y derechos de soberanía?.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de mayo de 2011