- Campaña de adversidades. Los socialistas gestionan la campaña de las adversidades: candidatos que no quieren dirigentes nacionales, malestar ciudadano, líder que llama "bellacos" a los que le acusan de recortes, primarias latentes y discursos difíciles de batir por simples sobre Bildu. Imposible dar la vuelta a la derrota, aspiran a mitigar daños y ponerse en lo peor para que el 22-M no traiga consecuencias mayores.
- Predemocracia. "El PSOE hace una campaña para salvar los muebles", explicó esta semana Gabriel Elorriaga, miembro de equipos electorales del PP, en la presentación del libro "Secretos de campaña" de Iolanda Mármol. "El PP ayuda con su imagen más radical", le respondió Carlos Hernández, jefe de comunicación del PSOE. Ayer Zapatero apeló en Valencia a los sentimientos y pidió el voto de la honradez, la libertad y la transparencia. En 2004 y 2008 él eclipsó la marca PSOE apelando a esos sentimientos, pero ahora la marca sufre las consecuencias por su desgaste personal.
- Morir de éxito. El PP gestiona la euforia y su marca es poderosa. No quiere dar miedo y Rajoy, más Rajoy que nunca, practica el arriolismo puro. En su caso, la marca está muy por encima de los candidatos y de él mismo. Le basta la movilización por el rechazo al PSOE.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de mayo de 2011