Explicar el cosmos como una entidad única a partir de la conciencia del cuerpo humano. Este es el objetivo último de las obras de Jordi Isern (Barcelona, 1962), que se exponen en Can Framis, sede de la colección de pintura de la Fundación Vila Casas, hasta el 23 de julio, en el marco de la exposición Dsprcó. La exposición, que reúne pinturas recientes, realizadas con pigmentos, aguarrás y spray sobre madera, hierro y papel, juega con la idea de la representación de lo visible y lo invisible, a partir del propio título, reducido a un conjunto de consonantes, que, sin embargo, evocan la palabra completa sin sombra de duda. "Me gusta hacer y deshacer, enfrentarme a los materiales desde lo físico y lo manual", explica Isern. Sus pinturas surgen de un proceso "lento y meditativo" de adición y sustracción de múltiples capas de tinta, fragmentos de palabras, fórmulas matemáticas, símbolos y garabatos, de los que emergen partes del cuerpo humano: un rostro, el perfil de una calavera, una espalda doblada, un torso que parece tatuado...
En el Espai VolArt, la otra sala de exposiciones de la Fundación Vila Casas en Barcelona, se presenta hasta el 25 de junio, la retrospectiva Miguel Rasero Monólogo Interior. A través de unas 50 obras, seleccionadas por Gloria Bosch, la muestra ofrece un amplio panorama de la trayectoria del artista cordobés afincado en Cataluña. Esculturas, dibujos y pinturas, realizadas con materiales que remiten al arte povera, articulan un recorrido de más de 30 años, que arranca con un dibujo a lápiz sobre papel de 1975 y termina con Políptico de 2007.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de mayo de 2011