Un independentista que se precie no puede dar un paso sin pensar si ese paso aumentará su caché soberanista. Así que, con el centro de Madrid convertido en un cámping revolucionario y la plaza de Catalunya a la zaga, los independentistas 2.0 saltaron, con desasosiego, a preguntarse si la revolución también es catalana. "No hablan del derecho a la autodeterminación", denunció un usuario. "No son de los nuestros", rezumaron varios tuits, alarmados porque la mayoría de campistas barceloneses tuitean en castellano, y osan usar un hashtag (etiqueta) hispánico, el conocido #spanishrevolution. Conclusión independentista: toca hacer nuestra propia revolución, inventarse otro hashtag. Para qué rebanarse los sesos, si se puede zanjar con un #catalanrevolution y quedarse tan ancho. Aunque claro, el movimiento ¡Democracia Real Ya! no es separatista, y #catalanrevolution no enganchó.
Los independentistas, para aumentar su influencia, usaron numerosas etiquetas, lo que produjo un efecto ensordecedor que resumió así un usuario: "Con tanto hashtag, no hay espacio para escribir". Gajes de intentar salvar Cataluña en 140 caracteres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de mayo de 2011