El expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana compareció ayer en un acto público que publicitó el PP de Altea con el candidato a la alcaldía de la ciudad, Miguel Ortiz, uno de sus más firmes defensores en Alicante y miembro de la ejecutiva provincial que preside José Joaquín Ripoll. Es la segunda vez en 48 horas que Zaplana se deja ver con candidatos alicantinos de su facción, tras participar el miércoles en un acto de Mónica Lorente, candidata popular de Orihuela.
Preguntado por el nerviosismo que genera en el PP su presencia en plena campaña, dijo no poder evitarlo. Y añadió: "Si hubiera querido generar nerviosismo, le puedo asegurar que sé cómo se hace, pero intento pasar lo más desapercibido posible".
Sin embargo, negó que esté participando en la campaña electoral y justificó su presencia en que "Mónica Lorente es amiga mía, pero no había ningún interés en que aquello trascendiera. La acompañé durante unas horas y me pidió que saludara, pero de mi boca no salió ninguna valoración política". Su aparición en Altea fue para participar en una comida con la asociación gastronómica Bellaguarda, a la que acudieron 120 personas, la mayoría empresarios, que "aunque coincide con la campaña, no es un acto electoral".
Zaplana evitó pronunciarse sobre las cuestiones más espinosas que afectan a su partido. No valoró la escisión que ha protagonizado Gema Amor en Benidorm, donde votará el domingo, ni quiso evaluar el alcance de la decisión del TSJ sobre el procesamiento de la cúpula regional del partido.
Zaplana negó que no pueda participar en actos del partido porque ha recibido "infinidad de invitaciones".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de mayo de 2011