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Análisis:EL ACENTO

Ilusiones engañosas

En cuanto acaba la Liga de fútbol llega la lujuria de los fichajes. Es una ley inexorable de la antropología futbolística, como la de los tópicos exculpatorios ("nos han robado el partido", "no querían que llegásemos a la final") o las protestas de amor eterno al club ("desde pequeñito soñé con jugar en este equipo"). La ley de los fichajes lujuriosos es el reverso tenebroso de la irresponsabilidad deportiva. Funciona así. Un club (sirve cualquiera, pero unos más que otros) se ha gastado millones en fichajes de futbolistas de tronío. Esa inversión (trenzada con la materia oscura de las comisiones) se aplicó con fines concretos (ganar la Liga, ocupar plaza europea). Al finalizar la temporada, el club no ha ganado la Liga (o no está entre los cinco primeros o no puede jugar la UEFA). Un gestor deportivo consciente (como el de cualquier empresa que se somete a su junta de accionistas) convocaría a sus socios (o accionistas) e informaría de la rentabilidad deportiva de las inversiones al cierre de la temporada. Explicaría a los dueños del club (los socios) por qué no han rendido las inversiones y a quién hay que atribuir los fracasos clasificatorios.

Nadie espere que eso suceda en la Liga española. Los directivos jamás se someten al control efectivo de sus socios. El arcano místico que les permite evitar la responsabilidad por los fracasos deportivos se llama generar ilusión. A través del periodista adicto de turno, el presidente, director general o entrenador del club fracasado informa a socios y seguidores que es necesario generar ilusión para la temporada siguiente. Y para ilusionar a la afición, los clubes fracasados perpetran más fichajes. Más dinero de la sociedad y de los socios del que tampoco se rendirán cuentas. Y la espiral se cierra.

Así se prolonga año tras año la lujuria de los fichajes. Así se generan las deudas faraónicas (los equipos de primera deben más de 3.000 millones), los impagos a los futbolistas, la extorsión a comunidades autónomas y Ayuntamientos para que "salven al club" con ayudas y patrocinios, las recalificaciones urbanísticas irregulares y los salarios de vértigo para entrenadores y jugadores. ¿Cuándo impondrán los Gobiernos un plan de ajuste serio en el fútbol? Como el que ya están sufriendo los ciudadanos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de mayo de 2011