"El poder solo quiere perpetuarse", advierte, al compás de unos violines que se entremezclan con el crujido de los pasos sobre una inmensa alfombra de hierba artificial, el artista vallisoletano Ángel Marcos (Medina del Campo, 1955). Desde ayer y hasta el 4 de septiembre, el museo Artium de Vitoria ofrece bajo el título Rabo de lagartija. Planificación y estrategia, un amplio espacio que incluye fotografías, vídeos, instalaciones y esculturas en el que reflexiona sobre el poder y sus técnicas de supervivencia.
Una de ellas puede ser disfrazar sus intereses con lenguajes crípticos, inaccesibles para los no iniciados, como la jerga financiera que va desfilando a lo ancho de una pantalla gigante con un fotografía de un edificio del magnate Donald Trump como partitura. "Si el dinero no huele, no huele el poder", recordó ayer el artista en la presentación de la muestra, parafraseando la expresión atribuida al emperador romano Vespasiano. Por ello, uno de los retos de la era contemporánea es ponerle rostro a la tiranía para señalar con el dedo a los verdaderos culpables, sugirió.
El director del museo vitoriano, Daniel Castillejo, recalcó que Marcos es uno de los artistas más interesantes surgidos en los últimos 20 años en España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de mayo de 2011