Los 80 millones de personas que viven en casas compartidas en la UE vertebran una ciudad global invisible, con viviendas y personas interconectadas que desafían -desde la reutilización y el pacto- el modo en que se habitan y se usan las casas". Así lo siente el arquitecto Andrés Jaque, autor de este prototipo para Casa Barcelona, en Construmat. Tras entrevistar a más de 100 personas que han compartido piso propone "una playa multiusos" para ser colonizada por jóvenes nómadas, y sin domicilio fijo, que de forma temporal recalan en casas con rastros de otras vidas. Buscando entornos para experimentar, en este macropiso de aire pop, efervescente, desinhibido y transformable, caben todos. Pero todo -espacio, alquiler y tareas- se pacta y se reparte con equidad. Es una plaza. No hay muebles propios (los cachivaches se heredan o se rescatan del contenedor). La identidad se construye con plantas que todos cuidan. Y con fotografías expuestas en las paredes que hablan de experiencias singulares y solidarias. Se trata de compartir la vida, no la casa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de mayo de 2011