"Se le ha arrastrado deliberadamente como a un camello vendedor de droga, con la diferencia de que al camello nadie le conoce y a él le conoce todo el mundo. Es una destrucción deliberada". Con esta cita de un exministro francés comienza su artículo del 19 de mayo, titulado Todos somos iguales, sobre la detención de Dominique Strauss-Kahn. Tengo que reconocer que se me han puesto los pelos de punta al leerlo.
¿Cree esta eminencia que un presunto camello merece peor trato que un presunto violador? La mayoría de los camellos no van más allá de transportar un alijo del punto A al punto B o de vender pequeñas cantidades a gente que voluntariamente las compra, y la violación es uno de los delitos más horribles que se me ocurren. ¿Quizás lo que cree este señor es que un camello, generalmente un don nadie merece ser "arrastrado públicamente" mientras que un delincuente con posición y poder, con traje y corbata, merece más miramientos?
El artículo incluye otras joyas como una entrada en un blog de un eurodiputado achacando su detención y el trato recibido al puritanismo americano. Al parecer este señor confunde los "líos de faldas" y "asuntos de cuernos" con un delito contra la libertad sexual castigado duramente, afortunadamente, en todos los países civilizados.
Da miedo ver tan rancio machismo en un país tan cercano. Las reacciones de los políticos de aquí han sido parece ser, al menos leyendo el mismo artículo, correctas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de mayo de 2011