En 2007, CiU se impuso al PSC en cuatro distritos de la ciudad: Sarrià-Sant Gervasi, Les Corts, Eixample y Gràcia. En las elecciones del domingo, los votos nacionalistas han sido mayoría también en Sants-Montjuïc. Por tanto, PSC y CiU se reparten a medias los 10 distritos. En Ciutat Vella, la diferencia a favor de los socialistas es tan solo de 176 votos. En ese distrito, marcado por la marcha de Itziar González y la trama de corrupción, es donde el electorado ha castigado más a los socialistas, pues han perdido 10 puntos: han bajado del 33,4% al 23,5%. En el resto del territorio, el PSC ha perdido entre seis y nueve puntos respecto a 2007. En Nou Barris, el voto del PSC representó hace cuatro años el 43% de los sufragios y el domingo se quedó en el 34%. Por el contrario, el que gana más en ese territorio es el PP, que pasa del 17% al 21%.
La sangría de votos socialistas ha ido a parar, en diferentes proporciones, a CiU, ICV y PP. De la misma forma que los socialistas caen, CiU gana entre dos y cuatro puntos en casi todos los distritos, excepto en Sarrià-Sant Gervasi, donde la diferencia es de hasta seis puntos. La caída de votos de Unitat per Barcelona, con dos ediles frente a los cuatro de ERC de 2007, se ha acentuado, sobre todo, en el distrito del Eixample -del que Jordi Portabella es presidente- donde han perdido casi 3.900 votos, algo más de 3.100 en Sant Martí y cerca de 2.500 en Sants-Montjuïc. En el resto, la antigua Esquerra ha perdido entre 1.000 y 2.000 votos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de mayo de 2011