Los votos tienen un peso distinto según el lugar donde esté la urna. No vale lo mismo un voto en Guadalajara que en Madrid. Su cotización en las elecciones depende de la circunscripción en la que se vote, su tamaño, la población y el número de partidos que concurren. En Guadalajara, provincia decisiva en el triunfo de Dolores de Cospedal (PP) en Castilla-La Mancha, los populares necesitaron 12.823 votos por cada uno de sus cinco escaños, mientras el PSOE necesitó 16.317 por cada uno de sus tres diputados. "El problema no es la Ley D'Hont, como se cree, sino el tamaño de las provincias", explica Francisco Llera, catedrático de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco. "La desigualdad se produce por la población", agrega. "Y las circunscripciones más pobladas salen perjudicadas, porque al ponderar el voto de Soria, con menor población, se perjudica el voto de Madrid, que vale menos". ¿Por qué? Porque el sistema tiende a dar sobrerrepresentación a los distritos electorales menos poblados para que la foto final sea lo más parecida a la sociedad española.
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La diputada de UPyD, Rosa Díez, no se cansa de denunciar estos días que su formación política, con 465.125 votos en toda España, ha obtenido 152 concejales, mientras el PNV, que solo se presentaba en el País Vasco y Navarra, ha sacado 325.125 votos pero contará con 889 concejales. El voto nacionalista se concentra en pequeñas circunscripciones y el sistema electoral no lo castiga de la misma manera que a los partidos que se presentan en toda España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de mayo de 2011