La Comisión de la Comunidad Europea adoptó en 2003 la decisión de utilizar fotografías en color en las cajetillas de tabaco con el convencimiento de que este tipo de imágenes puede contribuir al éxito en la lucha contra el pernicioso hábito de fumar. España se ha sumado mucho más tarde a esta directiva, pero lo ha hecho incurriendo en un exceso. Nuestras autoridades sanitarias han optado por incluir el álbum fotográfico más duro y aterrador de los posibles del extenso catálogo aprobado por la UE.
Al parecer, el Ministerio de Sanidad ha considerado que estas imágenes de estética gore son las más apropiadas para minar el ánimo de los fumadores españoles. Las cajetillas de tabaco incluyen, además de mensajes que advierten de los múltiples riesgos que conlleva este hábito para la salud, unas imágenes que, a mi juicio, suponen una flagrante agresión a la sensibilidad de cualquier ciudadano que se tope en su camino con ellas.
Además, al exhibir una violencia gráfica innecesaria representan un intolerable insulto a la inteligencia de la ciudadanía en general y de los fumadores en particular. Fumar puede resultar fatal y no beneficia nuestra salud, pero desde luego esta certeza no le da derecho a nadie, tampoco a nuestros mentores y gurús gubernamentales, a menospreciarnos y a considerarnos débiles mentales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de mayo de 2011