Un lugar común en el ideario neoliberal de la derecha es la receta de la creación de empleo como medio para el desarrollo de un verdadero Estado de bienestar, como principio antagónico al desarrollo de políticas sociales que sobreprotejan al individuo. El paradigma de este axioma es Estados Unidos: un país con más de 43 millones de pobres y 50 millones de personas sin asistencia sanitaria.
Política social y empleo no son incompatibles ni patrimonio de partidos o ismos. Se puede y se debe generar empleo en un contexto que garantice la justicia social. Los recursos del planeta son limitados y más de 1.400 millones de personas en todo el mundo viven en condiciones de pobreza extrema. En España, según un informe presentado en el Congreso Europeo sobre Pobreza y Exclusión Social, más de nueve millones de personas viven en situación de pobreza (aproximadamente, uno de cada cinco españoles).
El empleo que aumenta la desigualdad no es mérito: es robo. Ni PSOE ni PP ni, por supuesto, el resto de la derecha europea actual, garantizan estos principios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de mayo de 2011