Pablo Ferrández es el símbolo de que hay una generación talentosa que pide un hueco en los escenarios a golpe de esfuerzo. Este violonchelista de 20 años ya es una promesa de la interpretación tras haber pasado el reto de tocar el Concierto, de Dvorák en el Liceu barcelonés hace cuatro años.
Sin miedo afrontará el miércoles en el Auditorio Nacional un programa que arranca con la colosal Suite número 5, de Bach para continuar, junto a la pianista Ofelia Montalván, con la Fantasie Stücke, de Schumann, y la Sonata para violonchelo y piano número 2, de Brahms. Ferrández estudia en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, y ahora dará este concierto en el ciclo La generación ascendente. Un revulsivo para los cansados de ver siempre a los mismos sobre las tablas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de mayo de 2011