Las competencias básicas de Rubalcaba, una vez proclamado candidato para las próximas elecciones, se limitan a la elaboración de un programa y a la dirección del comité electoral para los comicios generales. Nada se ha dicho sobre si esta condición le permitirá asumir nuevas responsabilidades orgánicas en el seno del PSOE. Ese debate no toca ahora, a lo sumo, una conferencia en otoño para debatir sobre las propuestas de futuro. Las riendas del partido seguirán en manos de Zapatero. Una bicefalia a la que Griñán no le ve inconveniente alguno. De todas formas, habrá que esperar a mayores detalles ya que la disponibilidad a colaborar del presidente andaluz es total a tenor de lo manifestado tras la celebración del comité federal. Aseguró que, a partir de ahora, San Vicente, sede del PSOE andaluz, "es suyo". Buenos propósitos como tarjeta de presentación e, incluso, movilización plena del partido para que esta semana sea, precisamente, en Andalucía donde inicie la recuperación electoral de los socialistas. Para ello pondrá a su servicio todo el aparato del partido. No en vano es aquí en donde ha de centrar buena parte de sus esfuerzos si es que no quiere verse estrepitosamente estrellado en sus aspiraciones.
Desde Ferraz no hacen más que llegar señales de alarma por el grado de desplome del voto socialista en esta comunidad. Aunque los dirigentes regionales aseguran que la debacle es mayor en otros territorios, lo cierto es que el 67% de incremento del voto del PP en todo el país se ha registrado en Andalucía. En términos relativos, ese aumento ha sido de una media de 2,7%, mientras que en la comunidad andaluza fue del 7%. Cifras lo suficientemente elocuentes como para que ya no puedan disimular los responsables del partido su inquietud. Pero, por lo visto, hasta ahí llegan. Los federales no están en condiciones de enmendar la trayectoria de nadie. Su capacidad de intromisión está seriamente debilitada, por lo que resulta poco probable que se inmiscuyan en los asuntos del gobierno de una de las federaciones más potentes, a pesar de los resultados adversos.
Por tanto, la clave será determinar el margen de maniobra que tendrá el candidato para tratar de cambiar aquello que no marcha debidamente. Y dado que el mismo Griñán reconoce que es aquí donde se ha de trabajar más intensamente para recuperar el terreno perdido, habrá que ver si se conforma Rubalcaba con el actual estado de las cosas o si, por el contrario, va a pedir cambios que le garanticen un buen funcionamiento del otrora poderoso engranaje electoral de los socialistas andaluces. Debilitados por las diferencias internas, el vicepresidente del Gobierno se va a encontrar a una formación desconcertada y desanimada por el fiasco del 22-M y con un Gobierno andaluz falto del pulso necesario para llevar la iniciativa política frente al más crecido que nunca PP de Javier Arenas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de mayo de 2011