Yo me siento profundamente afectado ante la noticia de la muerte de Jorge Semprún, que me ha hallado en Novelda, Alicante, rememorando hechos y circunstancias que a él le tuvieron como testigo o protagonista. Nos quedaban muchas horas de conversación con él; yo conocía a dos Jorges: al gran novelista a quien leía y reseñaba con intensa admiración y al amigo que me abrió los ojos respecto a tantas cosas de la historia del franquismo y de la oposición a la dictadura. Jorge Semprún era uno de los últimos testigos de los distintos holocaustos europeos y sobre ellos terció una literatura que agigantó su figura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de junio de 2011