La constitución del Parlamento valenciano derivó ayer en un esperpento. En las Cortes se juntaron algunos males de la política que provocan más rechazo ciudadano. Diez imputados por corrupción ocuparon sus escaños en las filas del PP (55 diputados). El presidente de la Cámara, Juan Cotino, juró ante una cruz que él mismo había solicitado y que colocaron en la zona presidencial. En la calle, las protestas de grupos de jóvenes derivaron también en amenazas e insultos a dirigentes como el expresidente socialista Joan Lerma.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 10 de junio de 2011