Robe consigue que todo sea extremo a su alrededor. Así, su decimoprimer disco o recibe alabanzas como epítome de la libertad creativa de un artista sin compromisos, o es machacado como el trabajo de un músico en blanco. Tampoco es para tanto. Cierto que no parece haberse esforzado, pero nunca lo ha hecho. Una de sus frases favoritas es: "El exceso de trabajo no compensa la falta de talento". Las seis canciones están hinchadísimas, su voz parece cascada y las letras caen en la cursilería. Pero también es verdad que aparecen con más frecuencia de la esperada estribillos vibrantes y momentos brillantes. Resumiendo: que sea el peor disco de Extremoduro no significa que sea un disco malo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 10 de junio de 2011