El pleno de investidura celebrado en Vila-real resultó ser una buena muestra del giro que ha dado la Corporación local tras los resultados electorales del 22-M. El socialista José Benlloch fue proclamado alcalde tras 16 años de gestión del PP, gracias al pacto con el Bloc, Iniciativa y EU. Su discurso de investidura fue toda una declaración de intenciones. Hizo un llamamiento al "diálogo" y al "consenso" que fue recogido y aceptado por todos. También, aunque con condiciones, por el Partido Popular.
Benlloch anunció que esta será "la legislatura de los grandes consensos" y, tras agradecer a los partidos que le han dado la mayoría necesaria para gobernar, lanzó un claro mensaje a la oposición. "El PP es un partido fundamental y en el que mucha gente ha confiado", dijo, "quiero sentarme con vosotros".
El nuevo primer edil reclamó así la "unión" necesaria para llevar a cabo los tres ejes de su gobierno: empleo, diálogo y austeridad. Benlloch finalizó su parlamento avanzando algunas líneas de su programa, como la congelación de los impuestos y la eliminación de los gastos "superfluos".
Tras la renuncia del cabeza de lista del PP y exalcalde, Juan José Rubert, por los resultados electorales, el mando en el grupo popular ha quedado en manos de Héctor Folgado, que recogió el órdago lanzado por Belloch. Después de recordar que fue su grupo el que ganó las elecciones con más de 10.000 votos, aceptó la propuesta de diálogo, algo que se aleja de la posición tomada hasta la fecha. "Extendemos la mano desde el primer pleno", dijo.
No obstante, puso algunas "exigencias". Las principales, que el gobierno "se sirva del diálogo y busque el consenso" y que el cuatripartito "no tome decisiones pensando en cómo afectará al pacto". Así, advirtió al PSPV que no esperen "una oposición cómoda, porque no lo será".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de junio de 2011