Alrededor de 2.500 personas seguían ayer a la caída del sol las desventuras de Floria Tosca y Mario Cavaradossi en la plaza de la Virgen de Valencia. Se alegraban con sus cantos, se conmovían con sus desdichas, disfrutaban del sonido de la Orquestra de la Comunitat Valenciana bajo la batuta de Zubin Mehta.
La ópera Tosca, de Giacomo Puccini, se representaba a esa hora (a partir de las 20.00) en el Palau de les Arts Reina Sofia, apenas a unos kilómetros de distancia. Pero la tecnología y el proyecto Viva Europa 2011, auspiciado desde la vicepresidencia de la Unión Europea dentro de los actos programados por el Año Europeo del Voluntariado, permitieron que miles de personas en Valencia pudieran disfrutar de la representación al fresco, en pleno casco antiguo de la ciudad, junto a la catedral de Valencia, mediante una pantalla gigante y unos grandes altavoces que permitían seguir música y voces sin más interrupción que el canto de las ajetreadas golondrinas y el vuelo de las desplazadas palomas.
Media hora antes del inicio de la ópera, las 1.500 sillas de plástico instaladas en la plaza ya estaban ocupadas. Mucha gente mayor, aficionada a la música clásica, acudió con previsión a coger sitio. Pero también había cientos de jóvenes, con notable presencia de extranjeros, que escucharon con atención las interpretaciones de la soprano ucrania Oksana Dyka, del tenor español Jorge de León y del bajo galés Bryn Terfel, rodeados de un elenco de calidad y acompañados del Cor de la Generalitat Valenciana.
Y si hace dos años, con La Valquiria de Wagner protagonizada por Plácido Domingo, numerosas personas abandonaron la plaza en el segundo entreacto dada la duración de la ópera, ayer prácticamente nadie dejó libre su asiento en el descanso, mientras en la pantalla se ofrecían anuncios turísticos de Grecia, Bulgaria, Roquetas de Mar o del propio Palau de les Arts.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de junio de 2011