Los graves altercados del miércoles en el entorno del Parlamento catalán sirvieron ayer al PP para atacar al próximo cabeza de cartel del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en su condición de ministro del Interior. Pese a que las fuerzas de seguridad en Cataluña no son competencia de Interior, la portavoz popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, acusó al ministro de hacer "dejación" de sus funciones. "No puede confundir la pasividad con la prudencia", dijo, y añadió: "Que deje de vivir del erario público y se dedique a lo suyo, a la química". En la misma línea, la primera teniente de alcalde de Madrid, Ana Botella, declaró que a Rubalcaba "se le debería caer la cara de vergüenza" por cómo está gestionando las protestas.
El ministro recordó que su departamento no tiene competencias de seguridad en Cataluña, tachó de "absolutamente intolerables e inadmisibles en una democracia" los altercados ante el Parlamento catalán y aseguró que actuará "con firmeza con quien tiene comportamientos violentos o intimidatorios" y "con inteligencia y prudencia con quienes tienen comportamientos pacíficos" en el Movimiento 15-M.
La socialista Elena Valenciano, miembro de la ejecutiva del PSOE, calificó de "políticamente despreciable" que Sáenz de Santamaría acusara al Gobierno de no garantizar la seguridad en Cataluña cuando sabe que las competencias están transferidas. Para Valenciano, las declaraciones del PP obedecen a su "cruzada particular" contra el candidato a la presidencia. "Si la policía actúa con prudencia ante concentraciones pacíficas, el PP pide firmeza, y si se actúa con firmeza ante estallidos de violencia, el PP pide prudencia".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de junio de 2011