Carles Navales Turmos, dirigente sindical histórico de Comisiones Obreras de la comarca barcelonesa del Baix Llobregat y uno de los principales protagonistas de las huelgas generales de 1974 y 1975, falleció ayer en Girona, mientras esperaba el tren, de un ataque al corazón, a los 58 años. La historia reciente del movimiento obrero español no se entiende sin aquellas protestas, que acabaron movilizando a 400 empresas de la que entonces era la primera zona industrial de Cataluña y la de mayor conciencia sindical.
Todo empezó precisamente por el despido de Navales y de otro delegado sindical, Pepe Martínez, de la empresa cristalera Elsa en 1974. Navales era entonces un chaval de 22 años y de ahí su apodo, el noi del vidre [el niño del vidrio] en recuerdo de Salvador Seguí, el noi del sucre [el niño del azúcar], el histórico dirigente anarcosindicalista muerto a manos del pistorelismo empresarial en 1923. La huelga de Elsa duró una semana y la patronal aceptó el convenio, pero no readmitió a Navales, que fue detenido, torturado y juzgado por el Tribunal de Orden Público. Tres años más tarde se benefició de la amnistía laboral.
Navales militó primero en Bandera Roja, después en el PSUC -donde vivió las luchas intestinas en el histórico partido de los comunistas catalanes- y acabó en el PSC. Se adelantó a su tiempo en la defensa del eurocomunismo y acabó fraguando una estrecha amistad con Santiago Carrillo, que todavía perduraba. Siempre defendió el entendimiento de la izquierda, el acercamiento a los movimientos sociales y la unidad de acción sindical. Lo hizo de manera activa, impulsando encuentros y foros de debate, desde la revista de pensamiento social La factoría que dirigía o desde las tribunas de diferentes medios de comunicación.
En Cornellà de Llobregat (Barcelona), la ciudad en la que nació en 1952 y vivió y de la que fue concejal de Cultura, diseñó una política insólita al inicio de la democracia, de la que perdura el Festival Internacional de Payasos. Apasionado del cine y de la cocina, Carles Navales estaba divorciado y vivía en la antigua rectoría de (Colomers), un pequeño pueblo de Girona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de junio de 2011