No hay misterio en lo del Tribunal Constitucional (TC). Tradicionalmente, el Constitucional reflejaba más o menos las mayorías parlamentarias del PSOE y el Partido Popular. Esto ha sucedido desde siempre. Hasta que el Partido Popular perdió sus primeras elecciones generales en 2004. No aceptó perder también en el Tribunal Constitucional y entonces se dedicó (como en casi todo y como casi siempre) a obstaculizar todo cambio.
Tan importante era el TC para el PP que todas las leyes importantes cuyas votaciones perdía en el Parlamento, las recurría ante esa instancia, confiando en la mayoría conservadora. Y ya está, así se resuelve el misterio.
El problema se acabará cuando el PP vuelva a ganar las elecciones, porque entonces su mayoría será natural y suficiente y las cosas volverán a su orden natural.
Por cierto, la independencia judicial es una entelequia muy bonita en un país donde la moral individual y el color político prevalecen sobre la ley, amén.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de junio de 2011