El solsticio de verano, el día más largo del año y la noche más corta, fiel a su cita, llenó ayer las calles, plazas y playas de Cataluña de fuego, fiesta, cocas y petardos. Aunque el consumo de estos dos últimos elementos -la pertinaz y dura crisis obliga- fue ayer muy inferior al de épocas pasadas. Las hogueras, como la del parque del Escorxador, en la fotografía, iluminaron una noche para disfrute de una fiesta de origen religioso -Sant Joan- que hunde sus raíces en antiguos ritos paganos, En Castelldefels, familiares y amigos de las víctimas del accidente del año pasado les recordaron con flores y velas en el apeadero en el que perdieron la vida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de junio de 2011