Louis Philippe es un pequeño mito. Nacido en Normandía en 1959 como Philippe Auclair y asentado en Londres, es conocido como compositor y arreglista para trabajos ajenos (fue, por ejemplo, el coordinador de los temas orquestados del Soidemersol de los donostiarras La Buena Vida). Su firma es sutil, con la melodía presidiéndolo todo. Enamorado de la chanson, de Ravel, de la bossa, del jazz de big bands, las armonías vocales de Beach Boys y, en general, de todo aquello que es elegante y delicado, lleva casi 20 años publicando álbumes reverenciados por la crítica y ha sido fundamental como influencia de grupos mucho más populares que él, de Divine Comedy a Pizzicato Five. Pero, en parte por su resistencia a embarcarse en tours largos, se mantiene en la semiclandestinidad. El sábado dará uno de sus escasísimos conciertos fuera de Londres. Será en Madrid, en la sala Nasti, acompañado por Danny Manners, su mano derecha desde que se recuerda, al piano y Alasdair McLean, líder de The Clientele, que participó en la grabación de An unknown spring, su magnífico disco de 2007, a la guitarra y coros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de junio de 2011