"Salvo expresiones minoritarias de violencia, absolutamente condenables e inaceptables, lo que hemos visto en las últimas semanas son manifestaciones, protestas y demandas realizadas al amparo de derechos democráticos. Forman parte de la fisiología y no de la patología de nuestro modelo de convivencia. Y reivindican el valor de la política", aseguró ayer José Luis Rodríguez Zapatero.
El presidente del Gobierno no mencionó expresamente a los indignados y el Movimiento 15-M, pero quedó claro que se refería a ellos cuando habló de que "la inquietud y el malestar generado por la crisis ha provocado que desde algunos sectores sociales se dirija, en los últimos tiempos, una mirada exigente a nuestro sistema político". "Podemos discrepar -yo lo hago- con no pocas de las propuestas, muy heterogéneas, que se hacen en esos encuentros. Pero deben ser objeto de respeto, de un respeto sincero, no retórico, y son de interés indudable para los gobernantes democráticos", añadió.
La bandera de esa protesta la llevaron expresamente al debate Joan Ridao (ERC), Gaspar Llamazares (IU) y Nuria Buenaventura (ICV), que hablaron de lejanía entre el Zapatero y la izquierda. En política económica y en medidas de transparencia y luchas contra la corrupción y la regeneración democrática, incluyendo la reforma de la ley electoral.
Zapatero, en su discurso inicial, se refirió a la renovación frenada del Tribunal Constitucional y aseguró que espera que "en los próximos días seamos capaces de asumir nuestra responsabilidad y alcancemos un consenso suficiente".
Sobre el terrorismo, el presidente garantizó que "el Gobierno velará por el respeto a todos los derechos fundamentales de los ciudadanos y de sus representantes en las instituciones democráticas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de junio de 2011