El Gobierno y el grupo parlamentario socialista festejaron ayer la intervención del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en su último debate sobre el estado de la nación. Además de defender las reformas aprobadas para salir de la crisis y reconocer el fracaso en la lucha contra el paro, Zapatero hizo un guiño electoral con promesas de izquierda para proteger a quienes no pueden pagar su hipoteca, sugerir que las pensiones volverán a subir en 2012 y ensalzar el movimiento de los indignados.
El debate se volvió bronco tras la primera intervención del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, quien culpó a Zapatero de la pésima realidad económica que sufre España, de haber dejado al país "más pobre y más escarmentado", y le exigió la convocatoria de elecciones generales.
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No fue el único político de la oposición que eligió ese camino. El portavoz de CiU, Josep Antonio Duran, también aconsejó al presidente poner fin a la legislatura. Zapatero no hizo caso y optó por descalificar a Rajoy, al que acusó de utilizar datos económicos falsos, de no enterarse de nada y de carecer de alternativa para España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de junio de 2011