En pleno caos, en el mes de mayo, los simpatizantes de Al Qaeda en Yemen se hicieron fuertes en la sureña provincia de Abian y en su capital, Zinyibar. Aunque ahora el Ejército intenta derrotarles, los fundamentalistas fueron capaces de atacar ayer un estadio cercano a Zinyibar desde el que el Ejército aprovisionaba a sus soldados. Un total de 26 militares y 17 islamistas murieron en el ataque. Muy cerca del estadio hay una importante base militar. "Hay una contraofensiva en marcha porque el control del estadio [por los seguidores de Al Qaeda] dejaría expuesto el flanco este de la base", afirmó un portavoz militar a Reuters.
Fronterizo con Arabia Saudí, la estabilidad de Yemen es crucial para el primer exportador de petróleo del mundo y para Estados Unidos, que contó durante años con el apoyo de Saleh para combatir a Al Qaeda. La oposición asegura que Saleh ordenó en mayo al Ejército que entregara Zinyibar a los seguidores de Al Qaeda para apuntalar ante Occidente su papel como baluarte contra los fundamentalistas.
La crisis política en el país árabe más pobre, al margen del movimiento independentista que ha resurgido en el sur, parece no tener vuelta atrás. La oposición anunció ayer que 300 miembros del Ejército y la policía han desertado. Un paso más en la lucha de los opositores para que el presidente Ali Abdulá Saleh -convaleciente en Arabia Saudí tras un atentado que casi le cuesta la vida a principios de junio- abandone el poder.
Mientras, la situación económica se deteriora gravemente: los servicios públicos han colapsado; el precio de los productos básicos y del agua crecen, y la escasez de combustible y los cortes de luz son cotidianos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de junio de 2011