Entre los muros del laboratorio de Los Álamos, en Nuevo México, llegó la primera bomba atómica. De la culminación del proyecto nacieron Little Boy, la bomba detonada en Hiroshima el 6 de agosto de 1945; y Fat Man, la segunda que se lanzó sobre Nagasaki el día 9. El resto es historia. Los Álamos sigue siendo una de las instituciones científicas y de investigación nuclear más importantes del mundo y desde ayer permanece cerrado por la proximidad de un incendio que ya ha devastado 25.000 hectáreas.
Los Álamos almacena grandes depósitos de residuos radioactivos. El director de operaciones del laboratorio, Carl Beard, aseguró ayer que no ve "ningún escenario posible donde el público vaya a verse afectado". Sin embargo, activistas antinucleares consideran que sí existe peligro de que "se calienten tanto los contenedores que acaben explotando", dijo a la agencia Associated Press Joni Arends, director de Ciudadanos por la Seguridad Nuclear. Según el máximo responsable del laboratorio, Charles McMillan, no se ha detectado la presencia de ningún material radioactivo en el aire. En Los Álamos se realizan en la actualidad investigaciones sobre armas nucleares en EE UU.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de junio de 2011