Echarle la culpa a la agricultura ecológica de la alerta alimentaria de E. coli demuestra las ganas, de ciertos grupos de presión, de desprestigiarla. Como se ha demostrado -tanto en los pepinos como en la soja- dicha contaminación no provenía de ningún producto ecológico, pero parece ser que la gente solo se ha quedado con el ruido inicial y no con los resultados finales. Qué poco se habla del origen de dichas bacterias resistentes a los antibióticos, el cual no es otro que las granjas intensivas en las que los animales son forzados, a base de antibióticos, a engordar a contra reloj.
De dicho modelo agroindustrial estamos heredando hoy tantos problemas de seguridad y soberanía alimentaria. Recomiendo que se lean el informe publicado en la Asamblea General de la ONU de finales de 2010 realizado por Olivier de Schutter, relator especial sobre el derecho a la alimentación, en el que tras un extenso examen sobre diferentes publicaciones científicas, aconseja la agroecología como el mejor modelo a seguir para garantizar el abastecimiento alimentario en las próximas décadas. Así mismo, puestos a recomendar libros, el que lleva por titulo Otra alimentación es posible nos abre los ojos y el estómago para evitar los abusos del modelo alimentario actual, en el que el alimento es otra mercancía más con la que poder especular. De ahí que haya tantas ganas de desprestigiar a aquellos que cuestionan dicho modelo agroindustrial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de julio de 2011