La precaria conexión ferroviaria entre Galicia y Portugal dejará de funcionar el próximo domingo. La operadora lusa que unía Oporto con Vigo ha anunciado que suprimirá el servicio por falta de viajeros, un golpe a las relaciones entre los dos países y a la vertebración de la Eurorregión. La Xunta, que cifró en unos 5.000 los usuarios que se suben a estos trenes cada año, reclamó ayer que intervenga el Ministerio de Fomento, a través de Renfe, para mantener el trayecto en su tramo gallego, pero el departamento que dirige José Blanco se ha refugiado de momento en el silencio. El enlace entre Oporto y Vigo tenía solo dos salidas diarias desde cada ciudad.
En Galicia, Xoán Vázquez Mao, secretario general del Eixo Atlántico, el organismo que agrupa a las ciudades del área Galicia-Norte de Portugal, arremetió contra "la falta de visión o voluntad estratégica con la Eurorregión". Y al otro lado de la frontera se multiplicaron las declaraciones de protesta y oposición. "Sabemos que no es una conexión muy rentable", afirmó el alcalde de Valença, Jorge Mendes, "pero sobre todo es histórica".
El PSdeG, por su parte, envió la pelota al tejado de la Xunta a través de su secretario general, Pachi Vázquez: "¿Dónde está el Gobierno gallego que tanto atacó la poca diligencia para construir vías de comunicación entre Portugal y Galicia?", preguntó Vázquez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de julio de 2011