En un Estado aconfesional resulta cuando menos chocante que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, decida unilateralmente alojar en institutos públicos de enseñanzas medias a peregrinos de la religión católica ante la inminente visita del Papa. En un periodo de recortes, donde los centros públicos carecen crecientemente de recursos básicos, se va a realizar una inversión importante que debiera asumir la Iglesia católica.
Esta decisión se ha tomado, una vez más, con el desconocimiento de los claustros de profesores; por lo que mostramos nuestra indignación, no solo como docentes, sino como ciudadanos contribuyentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de julio de 2011