El nuevo equipo de gobierno en la Diputación de Málaga, que preside Elías Bendodo (PP), anunció ayer que acometerá un "severo plan de ajuste" económico para superar una situación de "quiebra técnica" que su portavoz, Francisco Salado, atribuyó "al despilfarro sin control presupuestario" y a la "política de tierra quemada" de la anterior corporación, presidida por el socialista Salvador Pendón en cogobierno con Izquierda Unida.
De momento ya se ha anunciado la reducción de cargos de confianza y de los sueldos de los diputados y directivos, además de suprimir 14 de los 20 coches oficiales que permitirán un ahorro de cuatro millones anuales.
Salado, que dijo que "se ha demostrado" que los anteriores gestores "eran unos inútiles", sostiene que la deuda financiera es de 217 millones de euros, cuando el último dato del Ministerio de Economía la cifra en unos 169 millones, y que hay pendientes de pago 13,3 millones a proveedores y 61 millones a devolver al Estado. También dijo que el interventor puso más de 2.000 reparos a pagos anteriores.
El PSOE acusó al PP de manipular los datos y aseguró que hay disponibilidad presupuestaria para lo que queda de año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de julio de 2011