"Hay que escuchar lo que nos dice la calle. Cuando empiezan a pensar que todos los políticos somos iguales, que su voto no importa, la democracia tiene un problema. No es lo mismo Olof Palme que Le Pen, Thatcher que Lula. Hay que revisar cosas, como el sistema electoral. Nos piden dos cosas: más proporcionalidad y más cercanía. Yo tengo un modelo: el alemán". Este sistema consiste en dos tipos de voto: uno, a los candidatos en 299 circunscripciones -lo que les da más independencia y cercanía, aunque beneficia a los partidos grandes-, y otro, a partidos que se reparten los diputados de forma similar al modelo español pero con una mayor proporcionalidad, informa Juan Gómez.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de julio de 2011