"No podíamos empezar peor. Perder con Suiza fue un jarro de agua fría, se nos podía ir el Mundial nada más empezar cuando habíamos ido a por la Copa, había el riesgo de volver a dudar del equipo. Recuerdo que hablé con el míster y nos convencimos de que habíamos jugado para ganar por 4-1. El frío tampoco invitaba al optimismo. Había temor".
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de julio de 2011