"Recuerdo el partido contra Portugal en octavos como una liberación porque volvimos a jugar muy bien al fútbol, nos reencontramos con nuestro juego. Pasamos de una situación de máxima tensión y presión en la fase de clasificación a un momento de felicidad en un partido sin retorno y básico para todo el Mundial. Aquel encuentro marcó el 'clic' del torneo para nosotros. Volvimos a ser felices jugando".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de julio de 2011