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Crítica:FERIA DE JULIO

Flojo debut ganadero y orejas muy generosas

De la novillada de Los Azores, nueva en esta plaza, el quinto fue una malva. Muy noble en la muleta, fue el único que entró tres veces al caballo aunque sin hacer demostración alguna de bravura. Mansito más bien. A su aire por el ruedo, tuvo cierta alegría en banderillas y temple en la muleta. Sin gran entrega, pero noble en fin. A Jesús de Valencia se le amontonó por momentos la faena, aunque tuvo tiempo para dejarse ver en un par de series, una por cada lado. Actitud no le faltó. Antes, con el segundo se encorsetó ante novillo muy parado y distraído y no hubo manera de cumplir mejor. En banderillas, tan discreto como voluntarioso. Un detalle de improvisación en su segundo, cuando al salir del primer puyazo plantó las rodillas en la arena y se lo sacó con un farol muy vistoso.

Azores / Galván, Valencia, Duque

Novillos de Los Azores, bien presentados. Noble el quinto y descastados el resto.

David Galván: saludos tras aviso y oreja. Jesús de Valencia: silencio tras aviso y oreja. Jesús Duque: vuelta tras aviso y vuelta con petición.

Plaza de Valencia, 17 de julio. 1ª de Feria. Menos de media.

Las dos faenas de David Galván parecieron cortadas bajo el mismo patrón. Pisó firme la arena, porfió de cerca y aguantó miradas oscuras. En su primero, muy protestón, soportó alguna colada imprevista y se metió entre los pitones al final. Entre la mala calidad del novillo y el viento, la cosa acabó por pesar demasiado. El cuarto, de poca fuerza y protestado, le propinó una voltereta al comenzar la faena en un despiste. Se puso de cerca, le porfió, pero tuvo poca opción de torear. Novillo topón que murió sin puntilla de una formidable estocada. Lo mejor de Galván.

Al tercero de la tarde le costó mucho embestir y acabó sin emoción. Jesús Duque, que lo recibió de rodillas con la muleta, le templó en naturales sueltos que tuvieron buena pinta. Fue un oasis. No hubo para mucho más. A partir de ahí, porfía estéril y voluntad que nunca faltó. Se fue a porta-gayola para saludar al sexto. Le salió muy limpia la larga cambiada y repitió escena esta vez más en el tercio. Tampoco fue novillo para florituras. La mejor arma que esgrimió Duque fue la voluntad. Para colmo se levantó una ventolera que incomodó del todo la situación. Por agravio comparativo con sus compañeros, se le privó de una oreja muy pedida.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de julio de 2011