Javier Bardem defendió ayer "los derechos de todos los actores del mundo", y reclamó para el colectivo "un tratado internacional, similar al de los músicos y demás colectivos de creadores, que proteja su trabajo", en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el organismo de la ONU competente en esta materia, con sede en Ginebra.
Durante media hora, el actor español pronunció un discurso en el que describió a los actores como "trabajadores con las mismas inquietudes que cualquier otro ciudadano, más allá de los focos y el glamour". Al otro lado del estrado, el director general de la OMPI, Francis Gurry, y otros expertos internacionales en propiedad intelectual escuchaban al intérprete de películas como Mar adentro o No es país para viejos.
"Una industria sin equilibrios, que no proteja adecuadamente a sus trabajadores, está abocada antes o después al fracaso", dijo Bardem. La OMPI ya intentó promover un tratado internacional en las conferencias diplomáticas de 1996 y 2000. En aquellas citas no consiguió un texto de consenso que aunase los modelos vigentes en materia de propiedad intelectual: el copyright anglosajón y los derechos de autor que rigen en Europa y América Latina.
Ese texto definitivo, según Bardem, "debería garantizar al actor una pequeña compensación económica una vez finalizado su trabajo en la fase de producción", con independencia de cuál sea el contexto geográfico del largometraje o serie televisiva en cuestión. Y todo ello se justifica, insistió el intérprete, "porque solo los actores aportan y comprometen su imagen personal".
Javier Bardem terminó su intervención recordando que solo un 10% de los actores mundiales vive exclusivamente de su trabajo, frente a un 20% que lo ha de simultanear con otras actividades. El 70% restante corresponde a aquellos actores y actrices que solo se colocan frente a la cámara o suben a los escenarios de manera esporádica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de julio de 2011