La cucaña mantuvo viva ayer un año más la tradición en la Velá de Triana. Los jóvenes trianeros desafiaron, como mandan los cánones, al engrasado palo marinero, y se disputaron las cuatro banderas juveniles y otras tantas de adultos, que se pusieron en liza con premios de 35 y 40 euros para quienes logran arrancarla guardando el equilibrio y sin caer a las aguas de la dársena del Guadalquivir. Por la noche, las diecinueve casetas de la calle Betis acogieron la celebración de los vencedores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de julio de 2011