El terror se adueñó ayer de Oslo con un doble atentado que centró la atención de todo el mundo. Una bomba destrozó el centro político de la tolerante capital noruega a primera hora de la tarde y causó al menos siete víctimas mortales. El artefacto estalló junto a las oficinas del primer ministro, el laborista Jens Stontelberg. "Parece una zona de guerra", comentó un testigo. Después, un individuo vestido de policía irrumpió a tiros en un campamento con cientos de jóvenes laboristas en la isla de Utoya, al sur de Oslo, causando otra decena de muertos. La policía detuvo a un ciudadano noruego como sospechoso del tiroteo aunque se desconoce si manejaba alguna pista fiable sobre el doble atentado.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de julio de 2011