Recorriendo los canales autonómicos uno tras otro, me ha extrañado que, ante la necesidad de austeridad, no se proponga eliminar tales dispendios de los presupuestos públicos. Reducir la programación a informativos sería una medida de ahorro y lógica, porque para emitir entretenimientos varios ya hay suficientes canales que lo ofrecen.
Solo se comprende su engrandecimiento, mantenimiento y que no estén amenazados con un drástico y lógico recorte, con crisis y sin crisis, por el interés partidista en los diferentes territorios de la mayoría política de turno al nacer y prosperar por dos objetivos: 1) correa de transmisión del poder autonómico; y 2) pesebre de voceros afines.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de julio de 2011