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ARTE | La semana por delante

Verano en Teotihuacan

El nombre de Teotihuacan, Ciudad de los dioses, está ligado a una de las más importantes culturas prehispánicas. Ubicada a 45 kilómetros de la capital mexicana, durante 800 años (del siglo II a. C. al siglo VII d. C.) fue el centro cultural, político y religioso de una poderosísima civilización. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco sus espectaculares pirámides dedicadas al sol y a la luna marcaban el eje de lo que fue la metrópolis más grandiosa de América Central.

Después de un siglo de excavaciones arqueológicas, las piezas encontradas -de las que Caixaforum (Paseo del Prado, 36) expone 400 hasta el 13 de noviembre- explican al visitante las claves de su cultura a través de su ideología, sus tradiciones, su vida cotidiana, su manera de entender el poder, su organización social, e incluso, se buscan hipótesis sobre las causas de su repentina desaparición (fenómenos atmosféricos, levantamiento de la población, invasión...).

Comisariada por el arqueólogo Felipe Solís, fallecido en 2009, las piezas dan idea del refinamiento que alcanzó la sociedad teotihuacana. Pinturas murales, estatuillas de animales mitológicos o máscaras rituales, dan fe de ese cosmopolitismo que sigue siendo una referencia para la cultura mexicana contemporánea.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de julio de 2011