Por si un mes de julio de perros y con temperaturas más propias de la primavera que tuvo la traca final con la tormenta del sábado fuera poco, ayer, con un sol radiante, tampoco fue posible ir a gusto a la playa en Badalona ni en Montgat. La bandera roja indicaba la prohibición de bañarse mientras por megafonía se explicaba que el agua no estaba en condiciones a causa de la suciedad que arrastraron ríos y rieras. El día siguiente a la tromba de agua y viento que en forma de arco recorrió nueve comarcas catalanas fue el del recuento de daños. Los jardineros que retiraban la decena de palmeras arrancadas de cuajo en el paseo Colón de Barcelona aseguraban que nunca habían visto nada igual. La ciudad sigue llena de ramas arrancadas de los árboles: hoy las retirarán los especialistas en poda. También ayer se restableció el servicio de luz a los 400 abonados de Endesa que se quedaron a oscuras en pleno episodio de lluvia. La línea de tren del Maresme recuperó la normalidad. El mal tiempo de julio ha provocado un descenso de la ocupación hotelera de entre un 5% y un 7%, según la Asociación de Expertos de Turismo y Hostelería.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de agosto de 2011