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CARTAS AL DIRECTOR

Caza en Utoya

Breivik siempre disfrutó fantaseando que cazaba hombres en la isla de Utoya. Disfrutó más tarde con los preparativos de la matanza, disfrutó mientras la ejecutaba y disfruta ahora sabiéndose protagonista. Un hombre satisfecho es lo que podemos ver en las fotografías que del monstruo nos ofrecen los periódicos. Otros muchos que también sueñan con cazar hombres admiran a Breivik, un ejército de cobardes que, como él, disimulan su maldad bajo el barniz de esta o aquella ideología. La sociedad debe permanecer alerta, en guardia contra ellos, y valorar los comportamientos racistas como lo que son, una amenaza para el mundo civilizado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de agosto de 2011